Otra forma de vivir

Hace poco que empecé a valorar la libertad en su justa medida. A disfrutar de pequeñas cosas que tiempo atrás me habrían parecido casi absurdas y desde entonces, siento que mi vida ha tomado otra dirección, la mía y día tras día hallo sorpresas que me hacen sonreir de la misma manera que los niños que me cruzo por la calle.

Me gustaría que este blog sirviera para compartir la alegría de vivir y contagiar esta extraña enfermedad que me aqueja al mayor número de personas posible. Iré colgando reflexiones sobre las historias más curiosas que me vaya encontrando, maneras diferentes de afrontar problemas comunes, cuentos ambientados en mundos que todavía no se han descubierto, truquitos para que la men sana se encuentre en un cuerpo igual de sano, frases de esas que funcionan a modo de pepito grillo y nos ayudan en determinados momentos, poesías y libros que me gustan, un poco de todo.

Quisiera no poner barreras a mis sueños,
quisiera ser un artista del vivir.

martes, 21 de febrero de 2012

A escena 2

Acabo de leer la entrada titulada "a escena" en la que hablé sobre la sensación de llegar a una nueva ciudad en pos de tus sueños, como en tantas y tantas películas de argumento predecible y a la vez entrañable.

Entonces como hoy, la ciudad no era nueva del todo aunque también ahora quedan rincones por descubrir, la mayoría me atrevería a decir. Entonces como hoy el nuevo soy yo.

Es cierto que de pequeño imaginé muchas veces vivir solo y dedicarme a escribir en un lugar lejos de donde nací. Pero ahora me doy cuenta que no profundicé más en esa idea, que me quedé con la parte romántica y no llegué a oler esa escena, el vacío, el silencio, la responsabilidad sobre uno mismo que recae cuando uno vive solo y salvo que se convierta en uno de esos párvulos a los que sus padres sobreocupan con millones de actividades extraescolares, al final te quedas solo, o mejor dicho contigo, una considerable cantidad de tiempo y descubres partes de ti que quizá siempre habían estado ahí, pero nunca reparaste en ellas.

Y con el paso de los días vas descubriendo nuevas partes y como tantas veces, tus descubrimientos no son consecuencia de profundas reflexiones sino de un estilo de vida mantenido en el tiempo.

Cada día me convenzo más que comerse el coco en realidad no sirve de mucho, que Emilio Duro, del que hablaré en la siguiente entrada, tiene razón: "hay que seguir al corazón y no a la razón. Cuando se enfrenten sigue al corazón".

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