Otra forma de vivir

Hace poco que empecé a valorar la libertad en su justa medida. A disfrutar de pequeñas cosas que tiempo atrás me habrían parecido casi absurdas y desde entonces, siento que mi vida ha tomado otra dirección, la mía y día tras día hallo sorpresas que me hacen sonreir de la misma manera que los niños que me cruzo por la calle.

Me gustaría que este blog sirviera para compartir la alegría de vivir y contagiar esta extraña enfermedad que me aqueja al mayor número de personas posible. Iré colgando reflexiones sobre las historias más curiosas que me vaya encontrando, maneras diferentes de afrontar problemas comunes, cuentos ambientados en mundos que todavía no se han descubierto, truquitos para que la men sana se encuentre en un cuerpo igual de sano, frases de esas que funcionan a modo de pepito grillo y nos ayudan en determinados momentos, poesías y libros que me gustan, un poco de todo.

Quisiera no poner barreras a mis sueños,
quisiera ser un artista del vivir.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Prueba a apagar el móvil

El móvil para quien no lo sepa, es esa cosa que llevamos a todas partes y que puede sonar en cualquier momento, por que te llamen, por un mensaje, un mail, una notificación de facebook, actualizaciones disponibles para tus aplicaciones, publicidad al pasar cerca de tal o cual tienda…
Te convierte en un perro de Paulov moderno, de forma que se han descrito patologías o llamémoslas como queramos, en las que creemos escuchar el móvil pero en realidad no ha sonado.
He comprobado en mis propias carnes lo sencillo que resulta convertirse esclavo de este aparatito en mayor o menor medida, incluso las 24 horas del día.
Altera tu sueño. Dicen por cierto, que no es recomendable dormir con el móvil encendido cerca por el tipo de radiaciones que emite. Es un estudio de la OMS en el que se está invirtiendo una burrada de millones de euros. Dice más cosas bonitas de las wifis etcétera.
El móvi, también te hace más lento al tener que cargar con él, buscarlo, volver a por él (en mi caso frecuentemente porque soy muy despistado), quitarle la voz, volvérsela a poner…
Hace una semana probé a darle un horario, en mi caso lo reduzco desde media mañana a mediodía y desde media tarde a la noche. Así, ni le hago caso al levantarme, ni al preparar la comida ni por la noche.
Y ha dado sus frutos. Esos momentos del día me cunden más, son más tranquilos.
Duermo y leo más.
Por tonto que parezca ahora soy más libre.

1 comentario:

Cristina dijo...

A mí no me cuesta nada apagar el móvil, pero entiendo que soy una de las pocas personas en esta situación (para la mayoría, olvider el móvil en casa es una tragedia). Por otro lado, tengo que reconocer que nunca me ha gustado hablar por teléfono... me siento incomoda hablar con alguien sin verle la cara.. me parece un diálogo incompleto.