Durante muchos años intenté continuar en el judo, pero mi hombro, que no se había podido arreglar del todo mediante la operación, no dejaba de decirme que aquello no era buena idea. Volvía a practicar en algún club, me ilusionaba con mis progresos y más o menos al mes y medio (siempre cuando empezaba a pensar en participar en alguna competición), un fuerte dolor en el entrenamiento me alejaba del tatami durante una semana y me dejaba postrado literalmente, en la cama un par de días.
Recuerdo los días de dolor más grises de lo habitual, triste, incapaz de realizar sin molestias las actividades cotidianas.
Hace unos meses, un compañero del laboratorio (ahora amigo), me dijo que iba de vez en cuando a escalar y me animó a probar, o quizá me autoinvité, ya no lo recuerdo. Llegué y me encontre con un ambiente tranquilo, me regalaron unas viejas zapatillas (las más cómodas del mundo) llamadas "pies de gato" o "katus" y una bolsa con magnesio.
Aquella tarde terminé con los brazos tan cansados que no podía ni cerrar la mochila y me acosté feliz, con la sensación de haber encontrado una afición en la que poder centrar mis ilusiones deportivas.
La escalada supone un nuevo mundo, como hacer yoga en una pared, donde cada día aprendes un movimiento, logras pasar una presa que se te escapaba en el entrenamiento anterior, tu cuerpo toma tono, tus brazos y espalda se fortalecen y mejoras la flexibilidad, pero no la de un muñeco de trapo, sin fuerza, si no todo lo contrario.
No diré que me he olvidado del judo, ahora mismo me encantaría ir a entrenar, a hacer unos combates, pero la escalada en esta parte inicial, en la que me queda todo por aprender, me está enganchando de veras.
Veo lo que hacen los que saben y me muero de la envidia, los miro como a una premonición de lo que yo seré capaz de hacer de seguir jugando casi cada tarde.
Cuando no me acompaña un amigo lo hace otro, pues no soy el único que se ha enganchado, aunque no sean demasiado constantes en sus entrenamientos.
Por suerte para mí, desde hace un par de semanas he encontrado una compañera que día tras día viene con casi más ganas que yo de subirse a la pared, una compañera con la que escalar, con la que pasear, con la que dormir y soñar con nevadas montañas.
Ahora mismo la estoy esperando para intentar hacerlo un poco mejor que ayer.
Gracias Ingrid por todo lo que me das.
Recuerdo los días de dolor más grises de lo habitual, triste, incapaz de realizar sin molestias las actividades cotidianas.
Hace unos meses, un compañero del laboratorio (ahora amigo), me dijo que iba de vez en cuando a escalar y me animó a probar, o quizá me autoinvité, ya no lo recuerdo. Llegué y me encontre con un ambiente tranquilo, me regalaron unas viejas zapatillas (las más cómodas del mundo) llamadas "pies de gato" o "katus" y una bolsa con magnesio.
Aquella tarde terminé con los brazos tan cansados que no podía ni cerrar la mochila y me acosté feliz, con la sensación de haber encontrado una afición en la que poder centrar mis ilusiones deportivas.
La escalada supone un nuevo mundo, como hacer yoga en una pared, donde cada día aprendes un movimiento, logras pasar una presa que se te escapaba en el entrenamiento anterior, tu cuerpo toma tono, tus brazos y espalda se fortalecen y mejoras la flexibilidad, pero no la de un muñeco de trapo, sin fuerza, si no todo lo contrario.
No diré que me he olvidado del judo, ahora mismo me encantaría ir a entrenar, a hacer unos combates, pero la escalada en esta parte inicial, en la que me queda todo por aprender, me está enganchando de veras.
Veo lo que hacen los que saben y me muero de la envidia, los miro como a una premonición de lo que yo seré capaz de hacer de seguir jugando casi cada tarde.
Cuando no me acompaña un amigo lo hace otro, pues no soy el único que se ha enganchado, aunque no sean demasiado constantes en sus entrenamientos.
Por suerte para mí, desde hace un par de semanas he encontrado una compañera que día tras día viene con casi más ganas que yo de subirse a la pared, una compañera con la que escalar, con la que pasear, con la que dormir y soñar con nevadas montañas.
Ahora mismo la estoy esperando para intentar hacerlo un poco mejor que ayer.
Gracias Ingrid por todo lo que me das.
1 comentario:
Hola, me ha hecho mucha ilusion encontrar esto por la red, nunca me habia dado por gustarte, ojala fuese una manera de comunicarnos mejor, aunque contradiciendo al dicho, la distancia lo rompe todo, creo que voy a necesitar muchas horas para leer todas tus entradas, pero lo hare, es lo que me queda de ti, cuidate y nunca olvides nuestra infancia, te quiere Kike Urra
Publicar un comentario