Llevaba meses preparándome para un mal momento, aguardándolo en mi trinchera, eludiendo los caminos que me pudieran conducir a él y al final, casi sin darme cuenta, caí en las redes de unas canciones cargaditas de recuerdos, unas fotografías de otra época y un cielo nublado.
Parecía una verdadera epidemia ya que mis amigos me llamaron llorando, tristes, buscando compañia, consuelo y casi no pude ocuparme de mí mismo, lo cual esta vez, me vino mejor que bien.
Ya era tarde para intentar revolcarme en mi tristeza así que me dormí y por lo visto los malos sentimientos se han debido de esfumar mientras dormía.
Es que a veces es mejor no tomarse demasiado en serio.
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