Del mismo autor que la Sombra del Viento (Carlos Ruiz-Zafón), una historia diferente, con el mismo sabor, más agridulce si cabe.
La leí temeroso de que manchara el recuerdo tan maravilloso que guardo del anterior libro, pero no me defraudó. Quizá se note que lo escribió antes, por la repetición de algún recurso literario, pero cuando la historia es buena, lo demás no es tan importante.
Se lee en un suspiro, apenas tiene 300 páginas y no soy el único que ha confesado haber llorado leyéndolo.
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