Si, señoras y señores, existe un límite lógico que puede calcularse como sigue.
No depende de aquello que tengan que decirse, porque "tener" es el verbo más relativo entre los verbos.
Porque respóndanme a esta pregunta ¿alguno de ustedes ha recibido una llamada importante en alguna ocasión?
Yo, tampoco.
Volvamos al asunto del tiempo al teléfono. ¿De qué depende entonces?
Única y exclusivamente de la distancia. Es directamente proporcional a ella.
Imaginemos que la persona con la que habla vive (o se encuentra, en el caso de móviles) a unos veinte minutos (dependiendo del sistema de transporte elegido), el tiempo límite por tanto serán esos veinte minutos más un extra de 5-10 minutos que lleva adecuar la vestimenta a la climatología y según el caso, ducharse.
Todo lo demás debería estar prohibido ¿Por qué?
Porque no es más que pereza, podrías estar y no estás, simplemente por comodidad.
Y al igual que una imagen vale más que mil palabras, un minuto de compañía real vale más que 21 minutos al teléfono.
Imaginemos que luego tendrían que volver al punto de partida pongamos, por una cita, entonces el tiempo límite de hablar por teléfono sería de 40 minutos, pero ni un minuto más.
¿Se imaginan qué diferente sería el mundo si aplicásemos esta sencilla regla?
No depende de aquello que tengan que decirse, porque "tener" es el verbo más relativo entre los verbos.
Porque respóndanme a esta pregunta ¿alguno de ustedes ha recibido una llamada importante en alguna ocasión?
Yo, tampoco.
Volvamos al asunto del tiempo al teléfono. ¿De qué depende entonces?
Única y exclusivamente de la distancia. Es directamente proporcional a ella.
Imaginemos que la persona con la que habla vive (o se encuentra, en el caso de móviles) a unos veinte minutos (dependiendo del sistema de transporte elegido), el tiempo límite por tanto serán esos veinte minutos más un extra de 5-10 minutos que lleva adecuar la vestimenta a la climatología y según el caso, ducharse.
Todo lo demás debería estar prohibido ¿Por qué?
Porque no es más que pereza, podrías estar y no estás, simplemente por comodidad.
Y al igual que una imagen vale más que mil palabras, un minuto de compañía real vale más que 21 minutos al teléfono.
Imaginemos que luego tendrían que volver al punto de partida pongamos, por una cita, entonces el tiempo límite de hablar por teléfono sería de 40 minutos, pero ni un minuto más.
¿Se imaginan qué diferente sería el mundo si aplicásemos esta sencilla regla?
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