Continuando con el pensamiento anterior fijemos en primer lugar, objetivos sencillos que nos acerquen a nuestro centro. Lo primero que acude a mi mente son los horarios.
La rutina matutina de afeitado, ducha y desayuno está tan implantada en mí que la hago sin pensar mientras escucho la radio. En mi caso flaquea la noche, sobre todo la hora de acostarse que después condiciona el resto del día. Si os digo que me he pasado semanas durmiendo un par de horas al día diréis que exagero, pero es totalmente cierto. No se lo recomiendo a nadie, y aunque a veces nos parece inevitable ha llegado el momento de cambiar esa rutina que hace que llegue al fin de semana destrozado.
La noche será para dormir. Me impongo un mínimo de 6 horas y una hora límite para levantarme (en el peor de los casos) en las 8.30. Esto significa que no debería de dormirme más allá de las 2.30.
Respecto a la alimentación me estoy dejando llevar por la comodidad sin abandonar la salud. El desayuno está controlado, fuerte y siempre el mismo. Almuerzo y merienda dependen de la buena de Inés y los bocadillos que nos preparan ella y su hermana en la cafetería de la uni. De la comida se encarga María, que nos alimenta saludablemente.
La cena. Debería de tenerla controlada desde que me levanto, no improvisarla en el momento.
Los entrenamientos han quedado algo abandonados, hago algo de vez en cuando pero quiero exigirle un poco más. Poner unos días y cumplirlos. Pueden ser por ejemplo...todos. Aérobico y al siguiente anaeróbico. Si se falla ese es el día de descanso, pero fallar lo menos posible.
La lectura. Es mi verdadera asignatura pendiente, temo que mi pensamiento se empobrezca por ello y para leer hay que buscar momentos de soledad, hay que recuperarlos.
Escribir. Últimamente escribo y algo curioso. Antes de meterme en la cama escribo la fecha y trato de escribir unas lineas pero el sueño me atrapa. Creo que se debe a una extraña tranquilidad y aunque las hojas quedan con mucho espacio en blanco, esa docena de palabras consigue relajarme.
Trabajo. Si llego lo suficientemente descansado, me alimento correctamente y leo lo que necesito, el resto irá solo. Quizá añadir que hoy es una excepción en la que escribo antes de ponerme a trabajar.
Primero el trabajo y luego el placer (al menos en una escala temporal).
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