Me acabo de dar cuenta de que estoy en uno de mis sueños.
Innumerables películas comienzan con el inexperto protagonista abandonando su pueblo natal para ir a la ciudad en pos de sus sueños. Alquila un pequeño y destartalado apartamento, se le ve ilusionado a pesar de las incomodidades y poco a poco la gran urbe se cierne sobre él ó sobre ella, poniéndolo en apuros de los que termina por salir airoso, con alguna valiosa amistad y un amor que se impone a todos los peros, por lo menos hasta el fin de la película.
Muchas veces he soñado despierto que era yo el que se encontraba en una ciudad completamente desconocida, ocupando un pequeño apartamento, sin más compañía que una máquina de escribir, sin más armas que mi ingenio y mis ganas de vivir.
El lugar en el que vivo no tiene ninguna pega, es amplio, dispone de todas las comodidades imaginables, incluida internet y gozo de una intimidad plena. La ciudad no es del todo nueva, porque ya llevo un par de años aquí, pero aún me quedan rincones por descubrir, y algunos en los que deseo profundizar.
En realidad el nuevo soy yo, que lo miro todo con otros ojos, que me siento diferente y es que mi situación personal ha cambiado de tal manera, que me ha transportado al principio de una de esas películas.
El decorado puede haber sido parecido en alguna ocasión, pero hasta ahora no había reparado en cuál era mi papel.
Os dejo que me llaman a escena
Innumerables películas comienzan con el inexperto protagonista abandonando su pueblo natal para ir a la ciudad en pos de sus sueños. Alquila un pequeño y destartalado apartamento, se le ve ilusionado a pesar de las incomodidades y poco a poco la gran urbe se cierne sobre él ó sobre ella, poniéndolo en apuros de los que termina por salir airoso, con alguna valiosa amistad y un amor que se impone a todos los peros, por lo menos hasta el fin de la película.
Muchas veces he soñado despierto que era yo el que se encontraba en una ciudad completamente desconocida, ocupando un pequeño apartamento, sin más compañía que una máquina de escribir, sin más armas que mi ingenio y mis ganas de vivir.
El lugar en el que vivo no tiene ninguna pega, es amplio, dispone de todas las comodidades imaginables, incluida internet y gozo de una intimidad plena. La ciudad no es del todo nueva, porque ya llevo un par de años aquí, pero aún me quedan rincones por descubrir, y algunos en los que deseo profundizar.
En realidad el nuevo soy yo, que lo miro todo con otros ojos, que me siento diferente y es que mi situación personal ha cambiado de tal manera, que me ha transportado al principio de una de esas películas.
El decorado puede haber sido parecido en alguna ocasión, pero hasta ahora no había reparado en cuál era mi papel.
Os dejo que me llaman a escena
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