Otra forma de vivir

Hace poco que empecé a valorar la libertad en su justa medida. A disfrutar de pequeñas cosas que tiempo atrás me habrían parecido casi absurdas y desde entonces, siento que mi vida ha tomado otra dirección, la mía y día tras día hallo sorpresas que me hacen sonreir de la misma manera que los niños que me cruzo por la calle.

Me gustaría que este blog sirviera para compartir la alegría de vivir y contagiar esta extraña enfermedad que me aqueja al mayor número de personas posible. Iré colgando reflexiones sobre las historias más curiosas que me vaya encontrando, maneras diferentes de afrontar problemas comunes, cuentos ambientados en mundos que todavía no se han descubierto, truquitos para que la men sana se encuentre en un cuerpo igual de sano, frases de esas que funcionan a modo de pepito grillo y nos ayudan en determinados momentos, poesías y libros que me gustan, un poco de todo.

Quisiera no poner barreras a mis sueños,
quisiera ser un artista del vivir.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Un fin de semana de contraentrenamiento

El entrenamiento se divide en tres factores igual de importantes:

- entrenamiento en sí o actividad física: el viernes dejé la mochila del judo, las pesas y las zapatillas de correr en su sitio, el sábado hice pesas movido por la euforia y el domingo me he torcido los dos tobillos, uno detrás de otro en menos de 5 minutos. Todo un récord que todavía me duele.

- Alimentación: cenar dos pinchos fríos no es cenar. Dos kebaps en dos días son demasiados kepaps. El alcohol no tiene más que calorías vacías. Menos mal que el pollo, el yogur, las proteínas, los bocatas de jamón con ajo y tomate y la salvación en forma de visita de mis progenitores me han devuelto la sonrisa con algo de masa en los carrillos.

- Descanso: creo que el viernes se me olvidó dormir. Aún así el sábado pude entrenar, todavía no me lo explico y prometo no haber consumido ninguna droga ilegal. El resto del fin de semana he descansado algo más y supongo que para quien lea estas palabras le parece un abuelo, pero de verdad que si no duermo no rindo, adelgazo casi al instante y soy capaz de torcerme un tobillo y después el otro.

Espero que esta semana que empieza pueda hacerlo algo mejor


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