Puede que fuera sencillo cuando era más pequeño y tenía menos cosas de las que preocuparme.
Recuerdo como mi padre me hace ya muchos años que una de las metas de su vida era que yo me acostara cada noche siendo feliz. No sé si llegué a contarle que sus palabras no habían caído en saco roto, pero lo cierto es que ya en la oscuridad de mi cuarto repasaba lo acontecido durante la jornada hasta que conseguía hacerle un guiño positivo y dormirme con una sonrisa en la cara.
Hubo una temporada en la que no es que no pudiera hacerlo, simplemente me olvidé de ello o quizá pensé que no era más que una chiquillada.
Lo cierto es que comencé a pensar de nuevo en esos términos, a buscar la felicidad antes de dormirme, solo que en lugar de repasar lo acontecido, me quedaba tan solo con los detalles positivos, para después tratar de enviar a mi mente a mundos que no existen (como imaginarme en un bosque, en otra época y cosas parecidas) y caer sin darme cuenta en los brazos de morfeo.
Recuerdo como mi padre me hace ya muchos años que una de las metas de su vida era que yo me acostara cada noche siendo feliz. No sé si llegué a contarle que sus palabras no habían caído en saco roto, pero lo cierto es que ya en la oscuridad de mi cuarto repasaba lo acontecido durante la jornada hasta que conseguía hacerle un guiño positivo y dormirme con una sonrisa en la cara.
Hubo una temporada en la que no es que no pudiera hacerlo, simplemente me olvidé de ello o quizá pensé que no era más que una chiquillada.
Lo cierto es que comencé a pensar de nuevo en esos términos, a buscar la felicidad antes de dormirme, solo que en lugar de repasar lo acontecido, me quedaba tan solo con los detalles positivos, para después tratar de enviar a mi mente a mundos que no existen (como imaginarme en un bosque, en otra época y cosas parecidas) y caer sin darme cuenta en los brazos de morfeo.
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