Hace miles de años la gente vivía y moría. Nacían, crecían, sufrían y aún siguen haciéndolo, pero no aquí. Existe un tercer mundo porque existe un primer mundo demasiado excluyente e incluso en éste, el cielo para el resto, las cosas distan mucho de ser siquiera, buenas.
En nuestro mundo todos somos jóvenes, bellos, sanos. Y si no lo somos debemos serlo, porque no hay lugar para los otros, que en realidad somos todos.
Nos embadurnamos con cremas que nos restan años, pero tan solo de madurez,
Nos sometemos a operaciones que nos hacen más bellos, pero a los ojos de nadie.
Ocultamos la enfermedad, la vejez y la muerte.
Negamos la tristeza, nos negamos a nosotros mismos.
Pero el mundo ya estaba aquí antes de que llegaramos y seguirá cuando nos hayamos ido.
Y tiene sus propias reglas.
Sentiremos dolor que no podremos negar,
derramaremos lágrimas que miraremos perplejos,
envejeceremos solos, como si ya no existiéramos
y la muerte nos encontrará meados y cagados de miedo, marcando un número de la teletienda que seguro comunicará.
En nuestro mundo todos somos jóvenes, bellos, sanos. Y si no lo somos debemos serlo, porque no hay lugar para los otros, que en realidad somos todos.
Nos embadurnamos con cremas que nos restan años, pero tan solo de madurez,
Nos sometemos a operaciones que nos hacen más bellos, pero a los ojos de nadie.
Ocultamos la enfermedad, la vejez y la muerte.
Negamos la tristeza, nos negamos a nosotros mismos.
Pero el mundo ya estaba aquí antes de que llegaramos y seguirá cuando nos hayamos ido.
Y tiene sus propias reglas.
Sentiremos dolor que no podremos negar,
derramaremos lágrimas que miraremos perplejos,
envejeceremos solos, como si ya no existiéramos
y la muerte nos encontrará meados y cagados de miedo, marcando un número de la teletienda que seguro comunicará.
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