Otra forma de vivir

Hace poco que empecé a valorar la libertad en su justa medida. A disfrutar de pequeñas cosas que tiempo atrás me habrían parecido casi absurdas y desde entonces, siento que mi vida ha tomado otra dirección, la mía y día tras día hallo sorpresas que me hacen sonreir de la misma manera que los niños que me cruzo por la calle.

Me gustaría que este blog sirviera para compartir la alegría de vivir y contagiar esta extraña enfermedad que me aqueja al mayor número de personas posible. Iré colgando reflexiones sobre las historias más curiosas que me vaya encontrando, maneras diferentes de afrontar problemas comunes, cuentos ambientados en mundos que todavía no se han descubierto, truquitos para que la men sana se encuentre en un cuerpo igual de sano, frases de esas que funcionan a modo de pepito grillo y nos ayudan en determinados momentos, poesías y libros que me gustan, un poco de todo.

Quisiera no poner barreras a mis sueños,
quisiera ser un artista del vivir.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Higiene por decreto

Pocas cosas encuentro más desagradables y frecuentes que la falta de higiene.

Mentiría si dijera que entiendo lo más mínimo a las personas que no se duchan cada mañana, aduciendo que prefieren ducharse por la noche, debido al frío, a que al despertarse están demasiado dormidos, que prefieren estar ese poquito más en la cama...que no, que no me convencen.

En la cama pasamos una media de 8 horas en las que apenas nos movemos tapados hasta arriba, con un pijama que podemos vestir varias noches seguidas, sudando. Y todo esto sin tener en cuenta aquellas personas que viven en pareja y que presumiblemente hacen el amor.

Lo he comprobado en diferentes ocasiones. Pasan los días y el pelo de ciertas personas continúa sucio, huele a no haber pasado por la ducha y una de dos, o no hacen el amor asiduamente o son verdaderos gorrin@s.

Siento ser vulgar y directo, pero de verdad, insisto en que no lo comprendo. Entiendo que hay gente a la que le huele el sudor de forma exagerada, los pies, el aliento, pero hay un olor diferente, profundo, arraigado a ciertas pieles, un olor viejo, que puede obligarte a bajar una parada antes en el metro ó en el bus.

Encima es un tema tabú, porque por mal que huela no puedes decirle a quien tengas al lado, a no ser que os una la más inquebrantable de las amistades y lo hagas con la mejor de tus sonrisas, que huele mal, que por favor se duche o se lave los dientes.

Y como no se comenta nadie piensa que es él ó ella quién huele. Siempre son otros. No relacionan la falta de higiene con el olor, porque no se huelen a sí mismos, porque ni siquiera sus parejas, sus amigos, se lo dicen.

Hay hasta quien se pavonea, quién defiende que con comer una manzana es sufiente para la higiene bucal, que el desodorante irrita la piel y daña el medio ambiente y que ducharse a diario provoca dermatitis.

¿No nos obligan a vestirnos?

Pues ya de paso que nos obliguen a lavarnos.

Pero si es lo mejor de la mañana, después te sientes fresco, limpio, despierto...

Además creo que es un gasto de agua del que nos podemos hacer cargo.

¡Higiene por decreto!


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