Otra forma de vivir

Hace poco que empecé a valorar la libertad en su justa medida. A disfrutar de pequeñas cosas que tiempo atrás me habrían parecido casi absurdas y desde entonces, siento que mi vida ha tomado otra dirección, la mía y día tras día hallo sorpresas que me hacen sonreir de la misma manera que los niños que me cruzo por la calle.

Me gustaría que este blog sirviera para compartir la alegría de vivir y contagiar esta extraña enfermedad que me aqueja al mayor número de personas posible. Iré colgando reflexiones sobre las historias más curiosas que me vaya encontrando, maneras diferentes de afrontar problemas comunes, cuentos ambientados en mundos que todavía no se han descubierto, truquitos para que la men sana se encuentre en un cuerpo igual de sano, frases de esas que funcionan a modo de pepito grillo y nos ayudan en determinados momentos, poesías y libros que me gustan, un poco de todo.

Quisiera no poner barreras a mis sueños,
quisiera ser un artista del vivir.

jueves, 6 de septiembre de 2007

idea22: revivir y la ansiedad

No estamos preparados para discutir, para llevarnos un disgusto, de manera que hay mil circunstancias que pueden sacarnos de nuestras casillas y agriarnos el humor.

Es verdad que en ocasiones necesitamos hablarlo, se supone que para desahogarnos, pero hasta donde yo alcanzo, eso sería cierto en la medida que lo hagamos de manera que nos conduzca a una conclusión o simplemente a confrontar nuestra postura con la persona de confianza elegida.

El problema es que eso no es lo que suele suceder. Tras vivir una experiencia desagradable nos dedicamos a revivirla una y otra vez, crearnos una ansiedad considerable pensando en lo que le tenía que haber dicho, lo que le diría si me dijera...y nos controlamos tan poco en esas situaciones que la sangre se nos escapa de la boca y acabamos hablando del tema con las personas menos indicadas, aquellas a las que no les interesa el tema ó que lo usarán en tu contra.

Además, se trata de un círculo vicioso en el que cada vez te enfadas más, sacas las cosas de contexto, la ira se autoalimenta y llega un momento en el que pierdes la perspectiva y tus reacciones corren el riesgo de ser desproporcionadas y perder la razón que quién sabe, pudieras tener.

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