Hace unos días soñé que pasaba un fin de semana por ahí con mi padre (hace un mes nos fuimos a un pueblo de Palencia un par de días) y que cuando paseaba yo solo por la calle, veía una ambulancia y poco después un coche fúnebre (la incoherencia de los hechos fue total, pero a mí me convencieron).
Por lo visto un hombre había muerto. En lugar de ir a reconocer el cadáver me dio por buscar a mi padre y al ver que no aparecía por ninguna parte la consecuencia lógica fue que era él y no otro el fallecido. Recuerdo el miedo a que alguien me lo confirmara, como aparecieron cientos de personas que no había visto en mi vida y decían ser antiguos amigos y amigas de mi padre.
Lloraba desconsolado entre mis propios amigos que también habían venido. Estaba roto de dolor y lo recuerdo como horas de estar con la gente, de no poder controlar mis lágrimas ni mis propias piernas. Vamos, algo totalmente horrible.
Y todo para que al rato aparezca mi padre con rostro de sorpresa, preguntando que ha pasado aquí. Casi le pego llorando todavía con más fuerza, le cuento lo que ha pasado (la gente se ha esfumado como si nunca hubiera estado) y me dice que no puede contarme dónde ha estado con toda la naturalidad del mundo, restándole importancia a lo que le acabo de decir y a mi propio dolor.
Al contarle el sueño que tuve me dijo que le encantaría entrar en su funeral por la puerta de atrás y ver quienes habían acudido a despedirle.
Por lo visto un hombre había muerto. En lugar de ir a reconocer el cadáver me dio por buscar a mi padre y al ver que no aparecía por ninguna parte la consecuencia lógica fue que era él y no otro el fallecido. Recuerdo el miedo a que alguien me lo confirmara, como aparecieron cientos de personas que no había visto en mi vida y decían ser antiguos amigos y amigas de mi padre.
Lloraba desconsolado entre mis propios amigos que también habían venido. Estaba roto de dolor y lo recuerdo como horas de estar con la gente, de no poder controlar mis lágrimas ni mis propias piernas. Vamos, algo totalmente horrible.
Y todo para que al rato aparezca mi padre con rostro de sorpresa, preguntando que ha pasado aquí. Casi le pego llorando todavía con más fuerza, le cuento lo que ha pasado (la gente se ha esfumado como si nunca hubiera estado) y me dice que no puede contarme dónde ha estado con toda la naturalidad del mundo, restándole importancia a lo que le acabo de decir y a mi propio dolor.
Al contarle el sueño que tuve me dijo que le encantaría entrar en su funeral por la puerta de atrás y ver quienes habían acudido a despedirle.
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